Hoy nos adentramos en un concepto del que ya hemos hablado en alguna ocasión, la idea de vivir del Prana.
Si piensas que vivimos gracias al oxígeno que consumimos, o a los nutrientes que tomamos como vitaminas, proteínas, etc. te sorprenderá saber que en realidad lo más importante para la vida humana es el Prana.
Hablamos de ello es este episodio y seguimos practicando la respiración de un minuto con una meditación para sanar y fortalecer el espíritu. Puede serte de gran ayuda en estos tiempos difíciles, así que ¡no te la pierdas!
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Contenido
- Pranee: definición.
- Prana significa vida.
- Consumo de Prana.
- Fuentes de Prana.
- Reservas de Prana.

Transcripción
Ya hemos hablado en episodios anteriores del Prana como energía vital. En el episodio 9 veíamos esta energía sutil que nos sostiene y conecta a todos los seres vivos. Si no lo has escuchado aún te recomiendo hacerlo porque es un concepto clave en la idea de la respiración, y hoy en concreto vamos a seguir profundizando en él.
También en el episodio anterior, al aprender la respiración de un minuto, veíamos cómo todos traemos una cantidad de Prana asignada para esta vida, y la forma en que respiramos puede influir positiva o negativamente en su consumo. Hoy vamos a centrarnos en este aspecto y a verlo con más detalle.
Lo cierto es que no podemos hablar de la respiración como herramienta para el bienestar y el crecimiento personal si no hablamos de Prana, por eso terminamos volviendo una y otra vez a él.
Y es que es la energía más pura, elevada y sutil que consumimos. Proviene directamente de la Fuente universal, y hace de nexo entre nosotros y la divinidad. Es una línea directa con el Infinito, que nos relaciona con él y a la que tenemos acceso continuamente a través de la respiración.
El problema es que no nos han enseñado a relacionarnos de este modo con nuestra energía y nuestra existencia. Estamos acostumbrados a valorar únicamente la parte física, y esta energía tan sutil escapa a nuestros sentidos, por lo que cuesta confiar en ello. Pero a medida que desarrollas tu práctica de yoga o meditación te vuelves más sensible y capaz de reconocerlo y, sobre todo, lo experimentas, porque al final no se trata de creer o no creer, sino de tener una experiencia. Y todos somos capaces de ello, sin excepción.
De hecho al ser humano se le conoce como Pranee, que se traduce como aquel que vive por la gracia del Prana. Es debido a él que estamos vivos, de hecho se dice que Pranee es aquel que consume Prana y vive gracias a él, pero cuando éste se agota y abandona el cuerpo pasa a ser llamado cadáver o hombre muerto. Tal es el valor del Prana.
Estamos acostumbrados a medir la vida en tiempo: días, años,… Pero el tiempo no es nada en sí mismo y no puede garantizar la vida. Sin embargo, el Prana sí, ya que la duración de la vida está respaldada por la respiración, segundo a segundo, respiración a respiración.
Recuerda que al nacer, cada alma tiene asignada una cantidad específica de Prana para consumir en esta vida. Y una vez que se agota la vida se acaba. El alma es rodeada por el cuerpo sutil y así se elevan juntos hacia los éteres. Si no hay Prana el cuerpo físico no tiene la capacidad de sostener el alma consigo. Esa es la verdadera diferencia entre una persona viva y una muerta.
Y es la diferencia también entre disfrutar de una vida saludable y elevada, o de envejecer y desaprovechar la vida.
El Prana nos es dado para llevar una vida positiva y pura. Cuando lo invertimos en este propósito el cuerpo es capaz de nutrirse, regenerarse a sí mismo y mantenerse en perfecto estado. Se dice que no es que tú envejezcas, es que el Prana se agota. Esto hace además que tu respiración sea cada vez más pobre y superficial, y, a la vez, tu estado de ánimo y de salud empeoren.
Desde el Yoga se sabe que la salud y la calidad de vida vienen dadas de la profundidad de tu respiración. Puede que pasen los años, pero nunca te sentirás envejecer si mantienes una respiración consciente y profunda. Nunca serás viejo desde el punto de vista energético.
Desgraciadamente hay muchas cosas que empobrecen y comprometen nuestra respiración, como los malos hábitos en la postura, las emociones negativas,… Si te interesa recordarlo hablábamos en detalle sobre ello en el episodio número 4 (Podemos respirar mejor).
Del mismo modo esto afecta a nuestro consumo de Prana, y para que te hagas una idea con una reacción emocional basada en la ira o el enfado estás consumiendo la misma cantidad de energía pránica que con 7 horas de trabajo intenso.
Y al contrario, cuanto más Prana tomes con tu respiración, más bienestar, salud y prosperidad puedes generar en tu vida. Simplemente con una respiración profunda y consciente a través de la nariz. No está nada mal ¿no?
De ahí la importancia y la insistencia siempre en respirar de forma lenta y profunda, en llenar completamente los pulmones para garantizar la entrada de Prana.
Es la fuente principal que tenemos para ello, aunque también hay otra, que es los alimentos que ingerimos, aunque éstos influyen en menor medida.
Pero aún así debemos cuidarlo y prestarle atención, ya que no todos los alimentos nos aportan la misma cantidad de Prana ni éste es de la misma calidad. Este es un aspecto muy importante a tener en cuenta en la dieta yóguica y también le dedicaremos un episodio más adelante, porque es un tema interesante para reflexionar.
Y de nuevo nunca nos han hablado de ello y estamos acostumbrados a elegir nuestra comida por su sabor o lo que nos hace disfrutar en el momento, pero no vemos en ella la capacidad de elevar nuestra energía, que es lo que realmente nos ofrece el Prana. Lo veremos con más detalle en otro episodio, hoy me interesa que sepas que existen esas dos fuentes para nutrirnos de Prana, la respiración y los alimentos. Y ambas pueden ayudarnos a ser más sensibles, sutiles, calmados y a enfrentar mejor cualquier reto desde nuestra fortaleza.
Así que un consejo muy básico para llenarte de Prana es: toma mejores alimentos y respira más profundo.
Lo bueno de esto es que dispondrás de mucha más energía, que a la vez te ayudará a continuar incluyendo cambios o mejoras en tu vida. Puedes imaginarlo como el momento de encender un fuego, al principio necesitas proveer la madera, el combustible, encender la chispa,… Pero una vez que está encendido se alimenta a sí mismo y las llamas cada vez son mayores.
Haciendo ejercicios de respiración y meditaciones puedes encender la chispa para sentirte más vital y cambiar tu alimentación, y al revés, comiendo mejor dispondrás de la energía suficiente para hacer el trabajo personal.
Es increíble ver lo relacionadas que están las dos fuentes de Prana, las elecciones que haces en tu alimentación y la energía pránica de que dispones. Al final ambas son formas de nutrir no sólo tu cuerpo, sino tu espíritu.
Muchas veces queremos cambiar cosas para sentirnos mejor, pero no tenemos la energía o vitalidad suficiente para llevarlo a cabo. De aquí surgen grandes resistencias, por ejemplo al comenzar una dieta.
Si es tu caso prueba a incorporar a ese cambio que quieras materializar el trabajo con la respiración. Y prueba también a no renunciar a nada de forma mental. Si quieres eliminar un alimento de tu dieta, por ejemplo el azúcar, y no eres capaz, no te culpes por ello. Comienza a prestar más atención cuando lo ingieras, a hacerlo totalmente consciente tomando respiraciones profundas.
Así te será más fácil reconocer las sensaciones que realmente produce en tu organismo y también en tu energía. Recuerda que con los alimentos tomamos Prana y nutrimos no sólo nuestra parte física. Podrás reconocer muy fácilmente aquello que apoya tu bienestar y tu vitalidad, y aquello que te roba la energía y te hace sentir peor. Y de esta forma elegir lo que te aporta una mayor cantidad de Prana.
Ahora para terminar antes de la meditación vamos a hacer un pequeño ejercicio que puede darte una idea de la cantidad de prana que tienes de almacenada de reserva. Se trata de ver cuánto tiempo puedes sostener la respiración con el aire fuera de los pulmones.
Para empezar vas a relajar la respiración, tomando un par de respiraciones lentas y profundas. Y ahora inhala, exhala y frena con los pulmones vacíos, aguantando así todo el tiempo que puedas.
30 segundos.
Puedes exhalar o si puedes continuar, si te es cómodo. Te he marcado 30 segundos, que es un valor que podemos tomar de referencia como indicador de buena salud. Pero no te agobies si has aguantado menos, ya que siempre se puede practicar y mejorar, esto es simplemente algo orientativo. Así que te invito a continuar practicando con las meditaciones, y así comenzamos ya con la de hoy.
Meditación para sanar y fortalecer el espíritu

- Para abrir el espacio: siéntate con la espalda recta, coloca las manos en el mudra de plegaria y canta 3 veces Ong Namo Guru Dev Namo.
- Postura: sentado en postura Fácil, Sukhasana, deja ambas manos con las manos en gyan mudra sobre las rodillas o en cualquier otra postura meditativa..
- Ojos: enfocados en la punta de la nariz.
- Comienza relajando tu respiración, y cuando estés preparado inhala muy lenta y conscientemente a través de la nariz durante 20 segundos. Suspende la respiración con el aire dentro de los pulmones durante 20 segundos. Exhala lentamente también durante 20 segundos a través de la nariz.
- Otra forma de realizarlo es en movimiento, caminando durante 20 pasos mientras vas inhalando, otros 20 pasos suspendiendo la respiración dentro, y 20 pasos durante la exhalación.
- Tiempo: 3 minutos.
- Para terminar: inhala profundo y frena suspendiendo la respiración dentro brevemente. Exhala y relaja..
- Para cerrar el espacio: recita el Eterno Sol “que el Eterno Sol te ilumine, el amor te rodee y la luz pura interior, guíe tu camino” y canta 3 veces Sat Nam.
